Las yemas van despertando de su estado de latencia
porque de a poco el invierno va menguando su presencia.
Resultan imperceptibles al brotar tímidamente
son sólo atisbos de vida por ahora incipiente.
Prudentes y cautelosas van creciendo lentamente
hasta que llegue el momento de crecer rápidamente.
No vaya a ser que el mal tiempo las aborte para siempre
mucho antes de que puedan por ellas mismas valerse.
Cuánta emoción que me causa cuando aparecen las yemas
es el renuevo de vida que una vez más sale a escena.
Ellas nos dan la señal de que el ciclo se renueva
después que se va el invierno asoma la primavera.
Ruben Edgardo Sánchez, 25 de agosto de 2016
Fotografía: Yemas del olivo
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