Un día como éste fue el último en tu vida
porque el día siguiente fue tu triste partida.
Cuántos sueños dejaste y también cuánta vida
cuánta risa en el aire derrochando alegría.
Con sólo diecinueve primaveras te fuiste
agosto te llevó sin poder despedirte.
Era mucha tu risa también tu simpatía
le arrancaste a la muerte carcajadas de vida.
Fue tal vez ese alarde demasiada osadía
la que selló tu suerte madrugada de un día.
Te quitaron temprano tu constante alegría
sin decirnos adiós te alejaste un día.
Mañana es veinticuatro el día de tu muerte
por eso hoy te recuerdo para que estés presente.
Ruben Edgardo Sánchez, 23 de agosto de 1993
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