No sabíamos entonces
que éramos concebidos
ni tampoco que un día
concluiríamos nacidos.
Desconocíamos todo
lo que éramos pues somos
aquellos que alguna vez
nos preguntábamos cómo.
Éramos interrogantes
que no tenían respuestas
teníamos por delante
todo un mundo de experiencias.
Tomaríamos conciencia
después de haber crecido
y al cabo de algunos años
caeríamos fenecidos.
Seremos la consecuencia
de lo que somos ahora
guardaremos la evidencia
cuando nos llegue la hora.
Ruben Edgardo Sánchez, 12 de noviembre de 2015
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