Vuela el ave sobre el techo de una casa en la campiña
y a lo lejos la contemplan sendas nubes coloridas.
Otras tantas compañeras sobre el tejado descansan
mientras la aurora despunta y el astro rey se levanta.
El rocío de la noche dejó su huella en las tejas
y en la mullida gramilla que está detrás de las rejas.
La esperanza se renueva al despuntar cada día
y los sueños de la noche esperan su amanecida.
Ruben Edgardo Sánchez, 16 de abril de 2015
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