Soy el que vive rodeado
por las inmensas paredes
del callejón de tu alma.
El que vive angustiado
por la gran indiferencia
de tu corazón en calma.
Soy aquel que ha soñado
con inciertas realidades
que se convierten en penas.
Penas que azotan mi mente
no dan descanso a mi alma
de amarguras están llenas.
Tristeza que tiñe todo
con su gris manto de humo
y cubre la luna llena.
Humo que arde en mis ojos
justifica que de ellos
surjan lágrimas eternas.
Lágrimas que representan
una convulsión interna
que ya no repara en daños.
Una convulsión tan ciega
que ya no recuerda nada
todo se fue con los años.
Todo aquello que fue bello
que bañó con alegrías
la mente sumida en sueños.
De quien no vio las verdades
y se rindió ante el más grande
mundo azul de irrealidades.
Ruben Edgardo Sánchez, 10 de noviembre de 1970
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