Hace veinte años...
Tu madre aún dormía porque estaba muy cansada
yo te hablaba muy bajito y te palmeaba la espalda.
Como el intento era inútil una batalla libramos
te levanté y acosté sobre la cama de al lado.
Cuando dabas algún grito te tomaba las manitas
yo te alzaba y te dejaba caer sobre la camita.
Te agarraba ambos piecitos y te hacía pedalear
como si fueras ciclista para poderte calmar.
Te fuiste tranquilizando poco a poco lentamente
gracias a este ejercicio que imaginé de repente.
Fue un lindo aprendizaje cada uno en su rol
padre e hija tratando de entenderse algo mejor.
Ruben Edgardo Sánchez, 9 de octubre de 1997
http://www.mundopoesia.com/foros/temas/quinta-carta-para-mi-hija-ayelen.638032/
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