Qué podemos aportar al año que se avecina
mayor sensibilidad más amor menos inquina.
Separar el yuyo malo de las flores y los frutos
arrancándolos de cuajo evitando llanto y luto.
Humanizar nuestra vida de la manera más noble
con el trabajo en la viña y la firmeza del roble.
Sentirnos granos de arena gotas de agua en el mar
luceros y luna llena entre tanta inmensidad.
Saber que modestamente somos parte de un todo
y también que aisladamente somos nada en cierto modo.
Hagámosle un lugar a los propósitos buenos
que así podremos estar saludablemente plenos.
Ruben Edgardo Sánchez, 31 de diciembre de 2015
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