Un día llegaste a casa parecías un peluche
fuiste un regalo del cielo que entregaron sin estuche.
Era el año dos mil diez viernes dieciséis de abril
primer día en nuestra casa y nos viste sonreír.
Con pelo negro azabache y un mes y medio de edad
al bajarte de mis brazos tambaleabas al andar.
De a poco fuiste creciendo y no sabíamos qué hacer
lo que tenías a mano comenzaste a morder.
Vivíamos enojados por tus diarias travesuras
no encontrábamos remedio a semejantes diabluras.
Nos mirabas de costado como pidiendo perdón
entonces nos ablandabas nuestro frágil corazón.
Pasaron un par de años y empezaste a obedecer
lo que te íbamos pidiendo estabas dispuesta a hacer.
Eres buena y cariñosa te gusta mucho jugar
corres de un lado hacia otro luego vas a descansar.
Cuando nos vamos de casa aunque sean pocas horas
el regreso es una fiesta y de alegría desbordas.
Tú sabes que te adoramos casi como a nuestra hija
y eres parte importante de nuestra hermosa familia.
Ruben Edgardo Sánchez, 7 de abril de 2014
Dulce llegó a casa el
viernes 16 de abril de 2010
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