Sabremos de qué se trata
cuando nos llegue el momento
mientras tanto imaginamos
que tal vez nos lleve el viento.
No hay que llevar ni
remedios ni comida ni bebida
no hay barco ni avión ni
tren al llegar la despedida.
Alguna nube viajera nos
conducirá al cielo
muy livianos de equipaje
en un viaje sin regreso.
Nadie que se fue volvió
ni siquiera a despedirse
le gustó el nuevo destino
y no tiene ganas de irse.
Es sólo una conjetura sin
demasiado asidero
podemos irnos en julio
como también en enero.
El viaje es sin retorno
hacia otra dimensión
nadie que haya viajado nos
contó lo que pasó.
Ruben Edgardo Sánchez, 14
de enero de 2019
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