Mi Universar

jueves, 30 de noviembre de 2017

La tristeza no pide permiso


A menudo no sabemos qué hacer con la tristeza
debemos cargarla al hombro hasta que se desvanezca.

Es bastante empecinada le agrada invadir el alma
con pesares y amarguras suele arrebatar la calma.

Con la mirada perdida en un punto indefinido
permanecemos inertes sin que medie un motivo.

Es muy fácil entregarse con honda resignación
hasta que muy lentamente se disipa el dolor.

Se presenta muchas veces de manera inopinada
no hace falta invocarla aparece de la nada.

Cuando menos la esperamos nos visita sin aviso
ella llega cuando quiere y jamás pide permiso.

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