Este país es un barco que va hundiéndose de a poco
el capitán ni se entera y se divierte a lo loco.
En tanto los más humildes siguen esperando en vano
que el gobierno finalmente les quiera dar una mano.
Muchos están sin trabajo los precios se han desatado
cada día cuesta más poner comida en los platos.
Gente durmiendo en la calle sin poder vivir mejor
expuestos a la intemperie aunque haga frío o calor.
Los comicios ya pasaron las promesas de campaña
para conseguir más votos fueron vanas artimañas.
La paciencia tiene un límite y un día el pueblo se cansa
no importa el color político cuando el dinero no alcanza.
Ruben Edgardo Sánchez, 7 de noviembre de 2017
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