Lo que vemos en el otro
siempre es parte de
nosotros
pues somos seres humanos
y acaso somos hermanos.
Algo que es extraordinario
termina siendo ordinario
no hay nada que sea eterno
ni paraíso ni infierno.
Si nos miramos los pies
veremos poco a la vez
cuando alzamos la mirada
ampliamos el panorama.
Quien se muestra presumido
jamás se mira el ombligo
aunque lo tenga muy sucio
y con olor nauseabundo.
La gente que es temerosa
se asusta por cualquier
cosa
le tiene miedo a su sombra
y por eso ni la nombra.
Quien se aferra a las
costumbres
se oxida como la herrumbre
de vez en cuando probemos
cambiar el rumbo es muy
bueno.
Ruben Edgardo Sánchez, 24 de febrero de 2020
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