Iban camino a la gloria con el sueño de ganar
la primer copa de fútbol de rango internacional.
El avión en que viajaban se precipitó a tierra
y el sueño quedó truncado por causa de esta tragedia.
La ciudad amaneció con un dolor lacerante
y una triste sensación muy honda y desconcertante.
Los despertó la noticia creían que era un sueño
y aún siguen tratando de comprender el siniestro.
Las calles de Chapecó tienen lágrimas de un pueblo
que llora a sus futbolistas en éste su adiós postrero.
Una procesión enorme muy triste y emocionante
del pueblo chapecoense que quiso manifestarse.
Con infinita tristeza y un dolor harto profundo
despidieron a las víctimas de tan horrendo infortunio.
Más de setenta personas murieron en la tragedia
doscientos mil habitantes no se olvidarán de ella.
Ruben Edgardo Sánchez, 30 de septiembre de 2016